lunes, 16 de diciembre de 2019

PARA TI MUJER BELLA 


Mi tierna amada alondra mía

cuánto tengo yo guardado,

para ti cielito mío

en los surcos de mis prados,

y dentro de mis suspiros.


Mi alma pues ya  no respira

por querer quererte tanto,

porque tu amor me sepulta

y me tiene encadenado.



Cuánto para ti mi vida,

para ti tengo guardado

por los desvanes del cielo

y escritos en mi legado.



Cuánto quisiera decirte

suavemente y muy despacio,

al oído de tus brisas

y al aroma de tus labios,

sobre una senda florida

y en las hierbas de tus prados, 

en una playa desierta

para adorarte en mis brazos,

para beber en tus fuentes

la saliva de tus labios. 



¡Susurro mío¡

¡preludio cándido!

¡aroma de lirio!

¡oasis divino!

cuánto daría

por ser tu amado.



¡Esponja de mi alma triste,

alfombra del bosque mago,

cuánto amor yo te daría

si al fin fuera yo tu amado,

y poder beber tus sueños

en la cumbre de tus labios.



Eres mi noche de estrellas,

y el plenilunio dorado,

eres mi musa nocturna,

en esas noches que hablo

contigo sobre el silencio,

cuando te pienso y te amo

y te rocío de besos,

y te devoro en mis brazos

y vuelvo a beber tus senos,

y a libar tus dulces labios.



Y mirándote de cerca,

retrocedo a mi pasado,

donde veo a mi doncella

y el embrujo de mis años,

una chiquilla de trenzas,

una gacela y zagala,

una sabrosa ciruela,

una madura manzana

con las ganas de morderla.



Y con amor envenenarla

para morir de locura

en las selvas solitarias.



Yo no tengo libertad

para decírselo a ella,

para mirarle a los ojos

y a su gratitud inmensa,

a sus bellísimas manos,

y al perfil de su belleza

a su mirada de luna

y al velo de su melena.



Yo no sé por que caminos

tengo que ver su belleza,

mis ojos jamás me engañan,

cuando ven las cosas bellas.



¡Tú eres mujer hermosa,

escrito está en tus cejas,

en tus pies de jaspe y mármol

y en la gracia que tu expresas.

  
Desde ayer que es como hoy,

me pareces más estrella,

y aquel rayo iluminado,

y llena de primaveras,

y de los   cantos divinos,

más candorosa y hechicera,

más encendida de amores,

la más linda y la más bella,

la que me liba mis labios

como la mar a la   arena.

  
Ven tú oh cielo mío

a esta mi barca negra,

a esta parte del mundo

desde la distancia inmensa,

por anhelarte vida mía

porque   ya  estás   en mis venas,

vámonos  cielito mío

más  allá de las estrellas.
  

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