viernes, 20 de diciembre de 2019

                                     
 TUS AMORES SON DOS FLECHAS
        
Tus amores son como el suave aroma
que se expande sobre el aire
de la flor enamorada.


¡Oh, amada!
tus amores son mejores
que todos los vinos que nos embriagan;
tú me embriagas de amor
y me invades el alma,
me la invades de locuras
y de mágicas palabras,
palabras que son tus flechas,
miradas que son tus lanzas
y así me dejas morir
solitario en mi cabaña,
sin que tu bebas del cáliz
los amores de mi entraña,
que tan escondidos viven
y tú que tanto los amas.


Oh, golondrina mía,
qué bellas son tus palabras,
qué mansa y cándida eres
cuando bebo de tus aguas
en la cueva de tu boca,
sin poder saciar las ansias
que tiene esta boca mía.


Y quiere verse embriagada
de los vinos de los dioses,
y beberlos con su amada,
en las sendas de cupido
y en los bosques de Diana.


¡Ven tú, oh, hermosa mía!,
entra en las sombras y ramas
en la densa nube azul,
o en la blanda nube parda
para fundir nuestras bocas,
desde el labio a la garganta
desde tus senos de leche,
hasta el cráter que los guarda.


¡Ven a mí, amiga mía!
vuelve otra vez a tus lanzas,
a la invasión de locuras
a todos los vinos que embriagan;
las sendas del fiel cupido
y las flechas de Diana.




Vuelve a la nube azul,
a la mansa nube parda
para morir en tu boca
y dormir en tu garganta;
y en el cráter de tus senos,
adosar mi dulce cara
para soñar nuestros sueños
entregando cuerpo y alma.


Ven tú, oh, paloma mía,
por la senda enamorada,
entra y dame tus amores,
tu perla negra y sagrada.
funde tus labios de luna
en estos vinos que embriagan,
para sentir esa gloria…
en los fondos de tu alma.



 ABRASAME

Abrasame musa mía
 por mis  blandas alamedas
que son tus ojos  de luna
y tus cabellos de avena.


Oh, resplandor querido,
hechicera  de mis venas,
ven en las plumas del viento,
 manzanita mía, espera;
ven a mis tierras de luna,
con besos de vida eterna.


Devorame en las dunas
en tus cañadas tiernas,
enróscame en tus molinos
dentro de tu virgen selva ,
para llegar a tu blanco
a tu blancura  mi libella.


Libérame de estas prisiones,
para mimar a tus trenzas
que enloquecen los cristales
y el viejo tronco de leña,
y los valles de mi alma
que fluyen agüita fresca
y llantos angelicales,
que moran en mis tormentas;
la mirada de tus ojos
que de cerca me envenenan,
al sentir tu amor profundo
ya me tienes a tu vera.


Arrebatame, ¡gloria mía!
y llévame  hasta tu tierra,
porque fenezco en nostalgia
por a dentro y por a fuera,
y la tengo en mis cangallas,
y en la sangre de mis venas.

  
 Rocíame oh, tierna estrella
 con tus lejanos perfumes
en tus bosques de leyendas,
y en la vereda de tus iris,
para verte, mi doncella.


En tus senderos de plumas
senderos de tus almendras,
para que me aniquiles
dulce y eterna mía…,
eres linda y hechicera.


Acaríciame diosa mía
con la magia de tus mentas,
escríbeme con ternura
la más eterna leyenda,
en el dintel de mis labios
y en el campo de tus hierbas,
 y muramos en los valles,
allí donde tu quieras,
cual mansas mariposas,
delicias, de las estrellas.


        
LAS CUNAS DEL SILENCIO. 

Me han silbado los vientos,
y me han rasgaron las velas,
me desataron la flota 
y las drizas de mis venas.


Me desangraron las ramas,
me derribaron los templos,
tiraron con mis castillos
en las fosas del silencio.
                                                                      

Si vos me habéis herido 
sabiendo como os quiero,
¿por qué me habéis clavado
un cuchillo tan inmenso,
en mi solitaria espalda
y en el centro de mi pecho?


Ya no viven mis delicias,
ya no viven mis consuelos,
y aunque vivo sin vivir,
voy viviendo entre lamentos,
pero sigo siendo esclavo
de tus ojos hechiceros,
de tu boca de escarlata
de tus manos y tus dedos.

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