lunes, 14 de septiembre de 2015




                                          EL SILENCIO


Allí no estás amigo mío

 ¿dónde estás oh,mi amado?

 ni amas los dedos del viento,

 ni la brisa vestida de abrazos:




 sólo miras a los cielos,

 al otro lado de las estrellas,

 donde habitan otras calmas

otros parecidos sosiegos.


  
 No quieres la voz del trueno,

 ni te embarcas en las nubes

 con las crines de los vientos,

 ni vuelas en vendavales

 entre las sendas del cielo.


  
Querido y amado  silencio,

 no quieres la tenue  lluvia

 ni que mojen tus cabellos,

 ni quieres que los granitos

 no canten por altos cerros,

 ni quieres que te molesten

 los tambores de los tiempos,

 ni temblores que agrieten

 las columnas de tu pecho,

 ni la rueda del molino

 ni la voz de  molinero.



  Querido  y amado silencio

 por dónde estás  escondido?

 tú  que sabes  los secretos,

 y por qué estás tan  callado?

 ¿y por qué guardas misterio

 de las  cosas  invisibles

 y las que arrastra los cuerpos?


  

Ni bocas que hablen contigo,

 ni de cerca ni  de lejos,

 y apenas quieres los pasos

 del embrujo  de  tus sueños,

 y  escribes melancolías

 en  los bosques hechiceros,

 los preludios  de lo ríos

 que siempre  te dan aliento,

 y suspiras  tan callado

 que  hasta espanta tu aspecto,

 por ser tan misterioso

 tú, señor que eres  el  dueño, 

 por tantos libros  que tienes

 todos llenos  de secretos,

 porque tú los  sabes  todo...,

 desde los tiempos eternos.

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