jueves, 14 de noviembre de 2019

                           ELEGIA A MIGUEL HERNÁNDES

Martillos, yunques y forjas,
pedazos de hierros con ojos,
carros, bueyes, caballos,
y la vara del arriero.

Hay ocho caras de luna,
hay siete ojos de hueso,
cinco mil bocas de sapos,
y las palabras del necio.

Hay diecisiete molinos
en esta selva de lirios,
hay trece lagos de cisnes
y lagartos amarillos.


Y en los púlpitos de sombra,
en las cuevas del castillo,
cautividad anunciaban:
“sin regreso los caminos”

Eran las barbas del monte,
y las manos del labriego,
y el enojo de los altos...,
y el grano del molinero.

Eran cristales clavados
en los cráneos y cerebros,
en los ojos de los pobres
y en el alma de los presos.

Moraban las forjas negras
y el rayo de tus incendios,
y los trotes de caballos,
y cantos de cementerios.

Se alzaba tu sangre en llanto
y en tu corazón lamentos,
y en la barca de tus padres,
robaba sueños el viento.

Pobre mancebo querido
que sombra vino en tu tiempo,
y que galope de angustia,
y que mazazo en tu pecho.




Descendían los eclipses,
galopaban los espectros,
aumentaban los espantos
y se enterraban conceptos.



Eras camino de sangre
de sangre y de silencio.
Si rojos eran tus cantos,
más rojos eran tus versos.

         Enmudecían los ríos,
         los collados y senderos,
las fuentes tenían bocas
y alas como los cuervos.

Queridas arpas de luna,
         querido hermano de fuego,
arteria de sangre pura,
“compañero, compañero”

  
Las montañas se callaban,
se callaban los momentos,
y cuando se callan los montes    se callan también los tiempos...,


¿Quién puede callar el llanto
cuando llora el sentimiento
y prevalece la angustia,
en las bóvedas del pecho?

Cuando se callan los montes
se transfiguran los cielos,
la sangre se vuelve llama,
y el llanto se vuelve eco.



¿Por qué bebisteis la sangre
de vuestro joven mancebo,
y le abristeis las gólgotas
y getsemanis por deseos?

Por ello surgió el volcán
por dentro de tus arterias,
y en llanto de tu entraña
solo palabras de fuego.




Miguel, bucle dorado del viento
rayo estelar de las urbes,
estrella de un tiempo crudo,
arquitecto de astros santos,
  de sangre tus  puros versos.                     

Y tu sangre sigue ardiendo
por los volcanes del viento,
por las llanuras de hambre,
por las cañadas del verso.

Yo he visto en tus caminos
menesterosos y hambrientos,
y la soberbia en tus prados
platicando con los cuervos.

He visto querido amigo
ese tu profundo hueco,
el arrastre a los barrancos
tus fatídicos momentos...
pero todavía en el mundo,
nos sigue “Lorca” diciendo:
Señores,señores,señores
“aquí pasó lo de siempre”
el placer de matar hombres
 y de contabilizar muertos.
Este es un preludio de sangre
de sangre de un triste pueblo,
hierbas amargas de sangre
han sido las que os dieron.

¿Y quienes las ha comido?
Los pobres y los hambrientos,
los de pleno llanto,
los de espanto y miedo,
los que desangraron
el espanto y el sufrimiento.




¿Quién os devoró el aire,
el aire de estirpe nuevo?
La noche traidora?
¿El ojo del pueblo?
¿La saga y la capa?
¿El falso consejo?



¿Quién te ha vigilado hermano?
¿Quiénes han sido?
¿Qué clase de cuervos?
Muchos han sido,
muchos, lagartos sueltos.


Y después de un carro verde
yo soñé tu encerramiento.

Se acercó un cuervo blanco
con dos espadas de fuego,
para decirte en voz alta
que dejaras de hacer versos.

Y dando paso al concierto
y al rollo del devaneo,
se envolvió en sucias brisas
que las forjaban los cuervos
sembrando la negra sombra,
sobre una mazmorra vieja.

Y despues de tanto acuerdo,
los de la capa y sombrero,
también había burricos
y voluntarios perversos,
y detrás de aquella sombra
se apuntaban muchosos necios,
y aunque eran capas blancas
en el fondo eran negras.

Había siete caminos
con paso por la derecha.
Y todo se metió en ti
como una ardiente caldera
como el más hierro candente
donde estallaron tus sueños
y todos tus pensamientos.






Así avanza la vida,
la carreta del progreso,
y se entera el escribano,
y se entera el molinero,
y se enteran los laureles,
del los suspirantes versos.

Del delirio de tus manos,
rosas de sangre y de incienso
“aquellas cebollas sin pan”
jugo de nuesras estrellas.

Y desde entonces propagar
los más altos sentimientos,
los de la libertad del alma,   
los que regeneran besos,
nunca los de “Basán”,
asesinos de mancebos.


 Eran momentos de ensueño
de“Neruda” de “Federico” y “Gerardo Diego”,
eran momentos de brasas y de tizones de fuego,
tus cataratas caían de los peñascos del cielo
y tus aguas se extendían por los cafés madrileños.

Tenías pozos muy hondos, pozos que tenían eco,
tenías ríos de aceite en las venas de tu pecho,
también tenías tristeza, también tenías lamento,
y en tu alameda sombría deliraba tu cerebro.

Pero tus verdes entrañas cuantas veces sin aliento
maestra de tu voz maestra, maestra de tu propio eco.

Estos no eran los toros, los toros de tu pueblo,
estes te daban la mano y te besaban el verbo,
alababan tus caminos y abonaban tus terrenos.

Tu eras la golondrina
que ya volavas de lejos,
y gorrioncillo del campo
y el gran poeta del pueblo.

Felicidad humana
ponías en los labriegos,
y aliento para el que estaba
bajo el yugo de los miedos.




Eras propietario del sol
y de los astros del cielo,
la sombra vino hacia ti,
son los toros de tu pueblo
han venido por tus ojos,
por la luz de tu cerebro.

Y vinieron por tus manos,
y vinieron por tus dedos,
y vinieron por tu sangre,
conocidos caballeros.

Con tigo murió la palma
 y se levantó el viento,
 y hay una mancha en el cosmos
como un fusilamiento.

Y hay un río de sangre
que atraviesa el universo,
y hay una llanura muy larga
muy larga que es más que inmensa.

Angustiado, inquieto, disconforme
a trote por los infiernos.

Había pobres, había presos
y había terratenientes.

Miseria, pobreza
y poblados de soberbios.

A tragos vivias con aguas
con las aguas del silencio,
estelas en el papel
extraidas del tintero.

Gracias a tu canotillo,
gracias a tu cerebro,
a tu disconformidad,
contra los blancos cuervos,
y contra el abusador,
abusador de terrenos.




Gracias a las horas del campo,
tus encendidos claveles,
 y a los tinteros de sangre
que dejaste  en tus cuadernos.

¿A dónde vas Migel?
Se levantó el viento,
ya hay otras madrugadas,
ya hay otros cortejos.

Ya están las carretas,
ya están los muleros,
se acercan las lluvias,
se juntan los pueblos.

¿A dónde vas Miguel?
Al cementerio.
¿Con quién vas Miguel?
Con mis compañeros.
Madre, quizá no vuelva hacer versos,
ahora me voy a la guerra a ver muertos,
a ver sangre, cadáveres y esqueletos,
batallones de soldados
y miles de enfermos.

Madre sabes para donde voy?
¿A dónde hijo? A ver presos.
A ver como mueren primos y ermanos
y a ver cuerpos deshechos.

Tengo que ir a la guerra madre,
a matar amigos y a compañeros.

 Llegaremos a los cerros de Teruel
y a las matrices del ebro.

Ya comienzan las llanuras,
los campos, los senderos.

Los tambores se oyen,
las trompetas suenan,
los carros de combate, 
ya están los muleros,
todos con el rostro mustio
cantando como los éroes.

Comienza el llanto, es el primero,
sangre que corre por el barrro
por el barro seco.


Se acercan las tormentas,
los caballos y jinetes,
El trueno estalla
el cielo tiembla.

Son relámpagos,
son demonios del infierno.

Cada día caen cien vidas,
no se cabe con los muertos ,
no se anda con el hambre,
con el hambre de los pueblos.

¿Dónde estás Miguel?
¿En que puesto?
¿De corneta?
¿De mulero?
¿De amanuense?
¿Camillero?
¿Dónde estás Miguel?
¿Haciendo versos?
¿O dando recitales a tus compañeros?

Donde estuvieres estás,
estás en tu cuerpo,
en tu alma, en tu verbo,
allí con tus caminos,
allí con tus lamentos,
cerca de tus campos,
con tus recuerdos.

No sé donde estuviste,
pero donde estuvieres te veo
como vas apuntando
y recontando,
tus amigos muertos.

Todavía sigues vivo,
con el mismo pensamiento,
y sigues soñando y soñando 
soñando con hacer sueños.

Y siempre con la justicia,
con la justa del obrero,
sin dejar al campesino,
a los hijos de tu pueblo,
a los de una España libre,
libre en el sangriento verso.

Fco. de Sotavento                                                                               

lunes, 4 de noviembre de 2019

QUINTILLAS
EN DÓNDE APRENDISTE TANTO
SI ANTEAYER NO LO SABÍAS,
MAS AHORA LO COMPARTO
QUE SABES HACER QUINTILLAS
CON EL ESTILO ARTESANO
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LIGERA PLUMA EN LA MANO
Y CONSONANTE SENCILLA,
Y EL VERSO OCTOSILÁBICO
QUE TE LO DICE MATÍAS,
Y CON LOS CINCO ACABAMOS
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EL VIENTO Y EL MAR-
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DESDE MI VENTANA, SIENTO
LAS BLANCAS OLAS DEL MAR
CON SU FUERTE ABATIMIENTO,
PUES CON LA FURIA DEL VIENTO
YA NO ME PUEDO ASOMAR.
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SEXTILLA
No tengo porque deciros
lo que siento en mis lamentos,
ni tampoco lo que dicen
mis queridos sentimientos;
si van con mi alma vivos
o van con mi alma muertos.
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Qué raro tengo el sentido
en los momentos de furia,
aunque mi alma procura
ser más dulce que Cupido
no hallo pues la cordura
de ser e EL HOMBRE SUMISO.
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DETENTE
Detente, muerte, detente,
detente, ante la vida,
jamás serás el final
vencedora y destructiva;
sabes bien que eres la tierra
y que al FIN SERÁS VENCIDA
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LA BESTIA
En la huerta de mi tía
hay una bestia salvaje,
que a todas horas del día
se oye su bandaleje;
desbarata y desafía
cuando le falta el dopaje.
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LA SED DE UN BESO
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EN MI VIDA ME HA PASADO
UNA COSA TAN HERMOSA,
FUERON DOS LABIOS DE ROSA
QUE A LOS MÍOS SE HAN PEGADO;
PUES JAMÁS ME HAN BESADO
DE ESTA FORMA CAPRICHOSA.
TENGO UN PÁJARO CANTOR
Tengo un pájaro cantor
que borda sus melodías
y sus magas sinfonías
que suenan en si menor
son tristes melancolías
en hondos llantos de amor
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UNA SEXTILLA
SI YO LLEGASE A QUERERTE
CON TODO MI AMOR QUERIDO,
QUÉ DICHA SERÍA TENERTE
DESDE MI AMOR ENCENDIDO
 Y QUE SATISFACIÓN Y SUERTE
QUE   YO TE HUBIERA QUERIDO