viernes, 3 de febrero de 2017

LOS VIENTOS
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Me han silbado los vientos,
y me rasgaron las velas,
me desataron la flota 
y las drizas de mis venas.
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Me desangraron las ramas,
me derribaron los templos,
tiraron con mis castillos
en las honduras del tiempo. 
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Si vos me habéis herido 
sabiendo que os venero,
¿por qué me habéis clavado
un cuchillo tan inmenso,
en mi solitaria espalda
y en el centro de mi pecho?
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Ya no viven mis delicias,
ya no viven mis anhelos,
y aunque vivo sin vivir,
voy viviendo entre lamentos,
pero sigo siendo esclavo
de tus ojos hechiceros,
de tu boca de escarlata
de tus labios y tus besos.
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Qué desdichas las que vivo,
qué fatigas las que siento,
qué sombra como me asombra
cuando en silencio te pienso.
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Oh, qué locura es la mía,
y qué dicha la que siento;
qué honda es la pena mía..,
y qué largo es mi tormento.
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Escóndeme en tu regazo,
si quieres detrás del viento,
acógeme con tus palabras,
y ahógame con tus te quiero.
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Ocúltame sobre los juncos
y en las dunas de tus senos.
y encadéname en tus ojos,
y en el cráter de tu pecho.
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Envenéname con tu boca
hasta que se muera el tiempo,
y açúrrame con tus labios
y en las llamas de tus besos.
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No te diré más palabras
ni tantos humildes ruegos;
tú no sabes lo que sufro,
ni sabes lo que te padezco,
ni sabes oh, cielo mío
lo profundo que te quiero,
te quiero con mi locura,
desde mi triste tormento.

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