domingo, 12 de abril de 2015





LAS LÁMPARAS  DE MI DONCELLA


Desde el caballo del viento y desde el seco

silencio  la llamo a ella y deseo, se acerque

y venga desde lejos o venga de cerca,

pero deseo que ella venga.



La llamo porque es mi  locura

y mi susurro de los santos cielos

mas ella con sus dulces besos mitiga las mis penas.



Ella es el bálsamo de mis venas y

la mansedumbre etérea  y

el místico resplandor  de mis estrellas.



La tengo como princesa en mis palacios

de hierba y como hada de mis

bosques donde quiero enternecerla.



Quiero beber de su ternura

y del murmullo de su boca  tenue.



Hoy  fenezco en los absorbentes remolinos

negros y suena una voz seca y es la sombra

que me asombra y me ahogo en los ríos

verdes que desbocan en las cataratas de mis entrañas

y en el bóveda de mis arterias.



Yo se bien que ella me ama hasta el más alto

pináculo del alma mía y desde allí yo la llamo:

Ven a mi, ternura mía,ven que te quiero

alzar a los cielos y volar susurro mio 

por los adentros de mis consuelos

y valles  de mis suspiros que son suspiros  eternos.



Te quiero en mis brazos  y darte a beber mi locura

y así feneceremos juntos bebiendo

ese tierno veneno, en copas de ternura.



Hoy siento un paso lento  como una sombra fría

que a mi se acerca, tocándome con sus dedos

dulces rozando mis amadas colinas.




Pienso que será ella y quiera ver

mi alma de niebla y espuma.



Se adentra en mi casa, la puerta cierra

y una telaraña la para y la ciega.



Me levanto en la hora matutina,

se oye un canto en la lejanía

y veo que es ella y nos besamos

hasta fenecer de amor los dos

con los coros de Dios eternos


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