lunes, 27 de abril de 2015





 ROMÁNTICA MUSA

Vos sois como el oxígeno que todo lo ocupa,

cual perfume que se filtra en el aire,

lo mismo que el devorador embrujo

que vive en los bosques y en los mares.



Eres la mía romántica musa

que se mece entre juncos y alamedas,

entre arbustos y arenales y de cristal las arenas.



Cuánto ansío jugar con tus ondulados cabellos, nena,

y con la yema de mis dedos besar tus pupilas de seda,

embelesarme en la orilla de tus selvas negras

y morir contigo a solas en el silencio sin orejas.



¡Cómo padezco en el viento,si muero y vivo muriendo,

qué cosa más  bella es amarte sin tocarte ni verte,

sin tocarte, sin tenerte, sin besar tus labios, y enternecerte!

¡Qué invasión de ángeles viven en mi  permanentemente,

y de qué manera tan dulce y sublimadamente

me dicen que te ame y te quiera hasta el final de la muerte!




¡Oh, candor de mis tormentos el amor que yo padezco!,


por la ilusión de quererte que tiene más peso que el mar


y que todos sus elementos.



Tú eres mi divino amor y bajo este invisible duelo,


mil veces muero en mi dolor doblando la espada del viento.



Te ansío tanto y cuando amada mía te ideo y te pienso,

te llamo cerrando mis ojos sin abrir mi boca te beso

y te respiro por todos los caminos y magos senderos,

y de esta manera, sin vivir, oh cielo mío, fenezco.



Mi boca te unge cual ángel del cielo,

mi alma te adora desde mis entrañas y sentimientos

y mi espíritu tiene una isla para ti de besos,

para dártelos en un lugar sagrado y en silencio,

donde se mueren y resucitan

los grandes amores secretos.


Aquí moriré contigo encima de las arenas,

al lado de una peña o de un árbol seco,

envueltos en las brisas marinas,

y bogando en una barca de sueños.



Aquí moriremos juntos,

mirándonos en este bajel dorado que tengo

en los crepúsculos,acompañados de los mares serenos,

también,de los plácidos ángelus y se oye una voz te quiero.



Así feneceremos en un profundo amor con tus besos,

asidos a nuestro amoroso corazón,y ungidos a un solo cuerpo


quedando los dos en el tiempo para pasar a un árido olvido,...

y a un místico y amado silencio.



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