lunes, 10 de diciembre de 2018

LLEVO RUMBO DE SOTAVENTO

No quiero transformarte en mis lunas hechiceras

como la brisa del monte cuando te acaricia y te besa,

en el valle de tus ojos y en las dunas de tus cejas,

en las torres de tu pecho palomares que se queman,

y arbolando los trinquetes ya se hincha la vela,

y asomando la lluvia densa yo le bebo la marea,

y el pedregal todo el y también su divina peña,

y en las noches taciturnas y una barca en tierra.


Viene descalza y desnuda sin amor y con pena,

yo la abrazo en el agua y la beso en mi barca negra

y ya salto en tierra y en las mojadas arenas,

y en las hierbas de la playa y en las sombras muertas,

nace una bella y lírca primavera y muere en los brazos

de su amado una de las más divinas y legendarias

leyendas.

sábado, 24 de noviembre de 2018

TE BEBO DULCE AMOR MÍO


Estrellita de mis cielos

cómo iluminas mi alma,

y el interior de mi seno

con tu lucero de plata,

y te bebo dulce amor

tus pupilas y pestañas.



Estoy muy dentro de ti

y en tus castillos de ágata,

y en la pasión cariñosa

de tus místicas mañanas.



Gloria mía de los aires

 ya moras en mis entrañas. 

y en las sendas de mis bosques

y en las sagradas montañas.
  
  


Si tus llamas encendieron

las caricias que me faltan,

gloria mía ya la eres

esa doncella tan guapa

tan linda como una hurí,

que es la más bella sultana,

de mis bosques y de sueños

de mis blanquísimas playas

 y la diosa de mis mares

 y la dueña de mis barcas,

 y por ser la gloria mía 

y la Venus de mi entraña,

 ya eres la reina diosa

 la mía goleta y fragata,

 y te voy a dar los reinos,

 los cielos y las galaxias,

 cuatro millones de perlas

y todas las madrugadas,

 y las selvas caprichosas,

todos los ríos y playas

 y luego me he de entregar

al amor de tus palabras,

 para poder compartir

los sueños de enamorada,

 con esos que sueño yo,

 en las noches solitarias,

 secándome las pupilas,

 o limpiándome las lágrimas,

 por esta gloria mía,

por esta dulce amada,

por esta estrella mía

que descendió en el alba

 y al darme su corazón

y al posarse en mi alma,

ya sentí cantar los vientos,

y aquellas tristes baladas,

que me cantaban de joven

los sueños que yo soñaba.
  


Ya están contentas las olas

ya están gozosas las playas,

y las arenas y juncos,

todas las redes y barcas,

y ya sueñan las mareas

en abrazar esa dama,

esa diosa y gloria mía,

esa mi estrellita blanca

que vino desde los cielos

 y se posó en mi alma.
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