jueves, 18 de junio de 2015


  SILENCIO


Allí no estás amigo mío, 
¿dónde estás oh,mi amado? 
Ni amas los dedos del viento, 
ni la brisa vestida de abrazos: 
sólo miras a los cielos tuyos, 
al otro lado de las estrellas, 
donde habitan otras calmas 
y otros parecidos sosiegos.



No quieres la voz del trueno,
ni te embarcas en las nubes 
con las crines de los vientos, 
ni vuelas en vendavales 
entre las sendas del cielo.



Querido y amado  silencio, 
no quieres la tenue  lluvia 
ni te mojen tus cabellos, 
ni quieres que los granizos, 
no canten por altos cerros, 
ni quieres que te molesten 
los tambores de los tiempos, 
ni los temblores que agrieten 
las columnas de tu pecho, 
ni la rueda del molino 
ni la voz de  molinero.



Querido  y amado silencio 
por dónde estás  escondido? 
tú  que sabes  los secretos, 
y por qué estás tan  callado? 
¿y por qué guardas misterio 
de las  cosas  invisibles 
y las que arrastra los cuerpos?



Ni bocas que hablen contigo, 
ni de cerca ni  de lejos, 
y apenas quieres los pasos 
del embrujo  de  tus sueños, 
y  escribes melancolías 
en  los bosques hechiceros, 
y los preludios  del río 
que siempre  te dan aliento, 
y suspiras  tan callado 
que  hasta espanta tu aspecto, 
por ser tan misterioso 
tú, señor que eres  el  dueño,  
por tantos libros  que tienes
y todos llenos  de secretos, 
porque tú los  sabes  todo..., 
desde los tiempos eternos.



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