martes, 9 de junio de 2015




 LA CAPILLA


Desde el caballo del viento y desde el seco silencio
 la llamo a ella y deseo, se acerque y venga desde lejos
o venga de cerca, pero deseo que venga.



La llamo porque es mi  locura y mi susurro
 de los santos cielos mas ella con sus dulces besos
mitiga mis penas y deliro queriendo  quererla.



Ella es el bálsamo de mis venas y la mansedumbre
etérea  y el místico resplandor  de mis estrellas.
La tengo como princesa en mis palacios de hierba


y como hada de mis bosques donde quiero enternecerla.
Quiero beber de su ternura y del murmullo de su boca  tenue.


Hoy  fenezco en los absorbentes remolinos negros
y suena una voz seca y es la sombra
que me asombra y me ahogo en los ríos
verdes que desbocan en las cataratas de mis entrañas
y en la bóveda de mis arterias ya vencidas.

Yo se bien que ella me ama hasta e más alto
pináculo del alma mía y desde allí yo la llamo: 
Ven a mi, ternura mía,ven que te quiero alzar
a los cielos y volar susurro mio  por los adenes
de mis consuelos y valles  de mis suspiros.


Te quiero en mis brazos  y darte a beber
mi locura y así feneceremos juntos bebiendo
ese tierno veneno, en copas de ternura.



Hoy siento un paso lento  como una
sombra fría que a mi se acerca,
tocándome con sus dedos dulces
rozando mis amadas colinas.


Pienso que será ella y quiera ver
mi alma de niebla y espuma.


Se adentra en mi casa, la puerta
cierra y una telaraña la para y la ciega.


Me levanto en la hora matutina,
se oye un canto en la lejanía y veo
que es ella y nos besamos hasta
fenecer de amor los dos con
con los coros de Dios
en nuestra,
eterna capilla.

SOTAVENTO



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