TE QUIERO EN LA SELVA DEL SILENCIO
Me han silbado los vientos,
se me han rasgado las velas
,
me han desligado la flota
y las drizas de mis venas.
Me desangraron las ramas
me derribaron los templos
devastaron con mis castillos
en las cárcavas del silencio.
Si vos me habéis lacerado
sabiendo que os quiero tanto
¿por qué me habéis clavado
este inmenso escalpelo
en mi solitaria espalda
y en el centro de mi pecho?
Ya no viven mis deleites
ya no viven mis consuelos
y aunque vivo sin vivir
voy viviendo entre lamentos
pero sigo siendo esclavo
de tus ojos hechiceros
de tu boca de escarlata
de tus manos y tus dedos.
Qué desdichas las que vivo
qué fatigas las que siento
qué sombra la que me asombra,
cuando te pienso en silencio.
¡Oh! qué locura es la mía,
que terrible este lamento
qué honda la pena mía...
y qué largo es mi tormento.
Escóndeme en tus cobijos,
si quieres detrás del viento,
acógeme en tus palabras,
y ahógame con tus besos.
Ocúltame sobre tus juncos
en las dunas de tus senos
encadéname en tus ojos
y en el cráter de tus pechos.
Envenéname con tu boca
hasta morirme en el tiempo,
cúrame con tus belfos diurnos
y abrásame con tus fuegos.
No te diré más palabras
ni tantos rendidos ruegos;
pues no sabes lo que yo sufro
ni sabes lo que yo padezco
tampoco sabes, ¡oh cielo mío!
lo recóndito que te quiero
te quiero con mi locura
te amo con mi tormento
sufro con la pena mía,
muero en cada momento
consumiendo la vida mía
queriendo como te quiero
y así me iré de esta tierra,
llevándote entre mi pecho
en el dolor de mis venas
en tu valle angelical,
y en mis eternos silencios.
TE QUIERO EN LA SELVA DEL SILENCIO
Me han silbado los vientos,
se me han rasgado las velas
,
me han desligado la flota
y las drizas de mis venas.
Me desangraron las ramas
me derribaron los templos
devastaron con mis castillos
en las cárcavas del silencio.
Si vos me habéis lacerado
sabiendo que os quiero tanto
¿por qué me habéis clavado
este inmenso escalpelo
en mi solitaria espalda
y en el centro de mi pecho?
Ya no viven mis deleites
ya no viven mis consuelos
y aunque vivo sin vivir
voy viviendo entre lamentos
pero sigo siendo esclavo
de tus ojos hechiceros
de tu boca de escarlata
de tus manos y tus dedos.
Qué desdichas las que vivo
qué fatigas las que siento
qué sombra la que me asombra,
cuando te pienso en silencio.
¡Oh! qué locura es la mía,
que terrible este lamento
qué honda la pena mía...
y qué largo es mi tormento.
Escóndeme en tus cobijos,
si quieres detrás del viento,
acógeme en tus palabras,
y ahógame con tus besos.
Ocúltame sobre tus juncos
en las dunas de tus senos
encadéname en tus ojos
y en el cráter de tus pechos.
Envenéname con tu boca
hasta morirme en el tiempo,
cúrame con tus belfos diurnos
y abrásame con tus fuegos.
No te diré más palabras
ni tantos rendidos ruegos;
pues no sabes lo que yo sufro
ni sabes lo que yo padezco
tampoco sabes, ¡oh cielo mío!
lo recóndito que te quiero
te quiero con mi locura
te amo con mi tormento
sufro con la pena mía,
muero en cada momento
consumiendo la vida mía
queriendo como te quiero
y así me iré de esta tierra,
llevándote entre mi pecho
en el dolor de mis venas
en tu valle angelical,
y en mis eternos silencios.
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