viernes, 27 de noviembre de 2015

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EL DELIRIO DEL BESO  


CONCÉDEMELO, AMAPOLA MÍA,

CONCÉDEMELO,

ESE MANANTIAL DE VIDA,

ESE DELIRIO DEL BESO,

ESE CAUDALOSO RÍO

QUE BAJA SOBRE TUS SENOS

Y BAÑA EL LAGO DEL CISNE,

DONDE SE DUERMEN LOS SUEÑOS

Y AQUEL DICHOSO SUSPIRO,

DE FANTASÍA Y DE FUEGO,

VARADERO DE MIS PLAYAS

DONDE SE ENCALLA MI PECHO.




CONCÉDEMELO, ARTEMISA MÍA,

CONCÉDEMELO,

PARA QUE YO TENGA VIDA

Y ME ARRANQUES DEL TORMENTO;

Y HAGAS DE MI UN BOSQUE,

Y YO HAGA DE TI, UN TEMPLO

Y ASÍ MURAMOS LOS DOS,

HACIENDO SENDAS DE BESOS.




CONCÉDEMELO OH CIELO MÍO,

CONCÉDEMELO,

ESE BRILLO DE TUS OJOS,

ESE CÁNDIDO DESTELLO,

ESE RAYO FULGUROSO

QUE SE LLAMA GALANTEO

Y BAJA POR TUS PESTAÑAS

Y SE EXTIENDE COMO FUEGO

Y DUERME BAJO EL ECLIPSE

DE TU BLANDO Y SUAVE CUELLO.




CONCÉDEMELO, MADRESELVA MÍA,

CONCÉDEMELO,

ESE JARDÍN DE TU BOCA,

ESE DELIRIO DEL BESO,

ESE MANÁ DE TUS LABIOS,

ESE HERMOSÍSIMO CIELO

QUE ESTÁ METIDO EN TUS OJOS

Y EN ESE MAGO EMBELESO

Y EN ESE BOSQUE DE SOMBRAS

Y BUCLES DE TUS CABELLOS.





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                                                        A UNA  MUSA 



Oh, troba de mis altares,

 oh, diosa, mi fiel doncella,

 estrellita de mis ojos,

 calandria de mis veredas.



  
Deseo tus tiernos besos

debajo de una palmera,

 vestida de nácar puro,

 y si tú lo quieres de Eva.





Para llevarte a las aguas

 y darte preciosas perlas, 

 y vestirte de esmeraldas,

como mi diosa perfecta.
  



Diana de mis playas,

 embeleso de mis venas,

 amapola de mis ojos,

 mi linda zagala y perla.



  
Me darás oh, cielo mío

 esos besos que deseo,

 en mis labios taciturnos

 y en la unión de nuestros fuegos.



 Oh, valandra de mis mares

 dame esos besos que piensas…,

 abrázame y desintégrame

 en el valle de tus venas

 y en tus columnas de mármol,

 besándose las dos caderas

 luego me abrís la cabaña,

 hasta el fondo de la hoguera

 y fenecer boca aboca,

encima de blancas sedas,

tomando nuestro veneno

 y durando largo tiempo

 dentro de la gondolita,

 y en la fosa roja y negra,

donde se mueren gemidos

se calman los temporales,

 y las más grandes tormentas

y se  apagan   los faroles.