EL SOBERBIO TEMPLO

Vanidad de vanidades es vuestro ejemplo,
vuestro camino de sombra,
sobre las cimas del viento
se ven vuestros soberbios sendos.

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Seguis la fantasía de las estrellas
y os glorificais en vuestro sueño,
y sois constructores de lujurias
y autores de abusos y tormentos.

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Sois la impiedad cometida en las tragedias,
sois sembradores de fuego y autores sois
de los escandalosos fusilamientos.

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Habeis derramado la sangre de incontables pechos
y sobre el camino santo habéis sembrado los venenos.

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Sois los fundadores e ingenieros de los ejércitos,
vosotros, los guerreros, vosotros contratistas de cementerios.

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Vosotros sois los dueños del favor y de todos los terrenos,
sois amos de esta bola de arcilla y no de vuestros pueblos.

El hambre hace temblar la tierra y los niños siguen muriendo.
Los esqueletos cubren los campos y no se acaba el infierno.

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Mas allá de los ocasos
está el dolor de los pueblos
también está el desconsuelo,
de todos los poderosos
que pasan sin escuchar
el gran llanto de los presos.

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Torres de vanidad se hallan en vuestros campamentos
y la fuerza del aplauso y de vuestros consejos
unen a las huestes de otros y distintos ejércitos.
Cuantos hombres viven bajo las estrellas sin tener un techo,
victimas son de mercaderes, de avaros, de verdugos y de camellos.

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Moran en estepas solitarias y a la vida, jamás han de tener regreso.
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Sufren el tormento asolador de la miseria y del abandono en este universo
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Que tragedia tiene la tierra, que volcan de bombas tiene el cerebro.
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Apartaos de mi, malditos, os dirán mañana
cuando llegue el nuevo sol de regreso.
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Porque ni políticos, ni atómicos, ni científicos, ni maestros
ni tan poco eclesiásticos, ni filósofos, ni ingenieros,
ni los más grandes poderosos que encierra el universo,
podrán huir jamás de los ojos del Verbo.

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Jamás podrán escapar de todos sus hechos
y del santo juicio que se ha de celebrar
en los mundos etéreos. Fco. de Sotavento