lunes, 18 de septiembre de 2017

                                                A MI DULCÍSIMA


En la selva dorada y en el escondrijo eterno
 de violines y arpas, viven dentro de ti como el beso
dulce  mía encuentro en ti el majestuoso preludio
de la divina aurora como la radiante luz de la mañana
para que en este éxtasis de amor viva  e ti y en mi alma
vivamos pues tu y yo como dos estrellas enamoradas.

No sabes ángel mío lo que llevo sufrido por las ansias
de quererte, porque durante estos momentos de ensueño,
jamás ha pasado un momento en que mi corazón no te piense
 y no te amé hasta el blanco pináculo de mis amadas montañas,
la desesperación de quererte es tanta que todos mis huesos
se quiebran en un tormento que me hunde y ahoga mi alma.

Sueño en tu ciudad ángel mío y medito  por dónde estarás
la que adoro tanto y recorro las calles para verte mi adorada
y no soy capaz de  verte y decirme mis ojos mira, allí está.
y sigo caminando y veo  todas las mujeres que  pasan
y caigo en el abismo de la más profunda galaxia.

Me fijo en ellas y las persigo hasta el final de sus casas
y al no verte  mi espíritu y mi alma se sienten apenadas,
un día por fin mis ojos dijeron allí va… es  ella, la he hallado,
¡que linda va! ¡ qué hermosura es!
pero cuando llegué junto aquella que había visto,
resultó ser otra, loco y aturdido de amor pensé en morirme.

¡Qué locura la mía amarte tanto! pero nadie lo sabe,
sólo Dios y yo que vivo desesperado y te busco y no te hallo.
por tanto vale más morirse que padecer éste cruento calvario.

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