jueves, 21 de septiembre de 2017

MIRADAS PERDIDAS
 Cuántas veces yo te miro
en las redes de mi barca,
como la sirena de mis retinas,
como la ninfa de nácar.

Ay mísero de mí,
la muerte se acerca
ay clamores de mi alma,
ay cielos santos de mi Cristo,
¿Por qué no me dais a mi amada?
prisiones son las que yo vivo
hay una virgen coloreada,
y la muerte  de mi paraíso
por la estirpe de mis cascadas,
pasan los más amargos ríos
con el llanto de mis lágrimas.
                             
Nunca abandones mis suspiros
ni las bellezas de tu ama,
ni aquellos ojos tan tristes,
que sin saberlo te aman.

¡Ay mísero de mí!
que dolencia me embarga,
¡Ay, clamores de mi hambriento pecho!
¡Ay, cielos santos de mi Dios amado!
¿Por qué no me dais la mitad de mi amada?
Vientos amados míos del cuadrante norte
traedme a mi flor querida, traedme
a mi cándida estrellita,
traedme a mi inmaculada.

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