miércoles, 6 de marzo de 2019

LA HIPOCRESÍA

Desde el vientre de tu madre

ya te sentías hipócrita

y te parieron torcido,

cual fingidor e idiota;

y ahora que esto padeces

no tienes vuelta de hoja,

te gusta sembrar el trigo

y meterlo en tus alforjas,

llevarlo a tus molinos

para hacer sabrosas tortas,

y también toda la harina

conquistada por tu glosa,

como el papagayo listo

o bien por la astuta cotorra,

que está muy bien enseñada

y nunca dice otra cosa,

sino decir lo que sabe

con esa estúpida boca,

tienes lengua de la bicha,

y astucia de la leona,

labrando tu necia astucia

y la trascienda que evocas,

y los que escuchan tus pasos

jamás han visto tu sombra,

que guardas contigo mismo

sabiendo que eres hipócrita,

y aún tratas de esquivarte

de la farsa y de la trola,

como ave de dos patas,

cuervo, garza y cotorra,

que velas por tus viandas

con tu falsa lengua rota,

pero al fin eres un bicho

que en tu silencio te enroscas.



A veces pareces hombre

mas otras la gran varona,

y te masticas mentiras

con tu escandalosa boca,

y esa lengua purulenta

que tanta baba te arroja,

por tu clandestina idea

que te consume y devora,

por conquistar tu objetivo

y llevarla a tu  mazmorra

para ti hijo de Satán

que tienes la pata coja.

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