jueves, 22 de diciembre de 2016

      VARADERO MÍO

Quién pudiera beber en el umbral de tus fuentes
para apagar la desesperación de mi boca,
y la altiva llama que a mi espíritu provoca
y lo tensa igual que los trinquetes ascendentes.

Oh, senda y cordillera de amapolas ardientes,
jardín del tierno beso que con su labio toca
las blandas uvas que a mi sed y a  mi carne loca,
la devoran vuestros crepúsculos envolventes.

Si, mariposa mía, tú eres la breva y la  estrella
¡varadero mío¡ donde vivo satisfecho.
Acércate bella mía ¡Oh, cándida doncella!

Dame ese bosque de amor y gozaré de ese hecho 
dámelo ninfa mía, dámelo mi libella,
para morir de amor, en las selvas de mi pecho.
   Fco. de Sotavento

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