domingo, 8 de marzo de 2015






DESTELLO MÍO


Eres el destello mío,

el rayo iluminado de mi pecho

que a las sombras las ahogan

y envuelve en sus brisas.

Y ese vino amargo

que embrujaba 

y te empujaba

hasta el fondo de los fosos 

cual tempestades

de fría hiel al ciego abismo.


Y esos fulgores que cabalgaban

en las nubes se perdieron

con la luna mágica que salivó

a las estrellas enlutadas.


Y ese rocío en la mañana

que se acerca en las auroras

con la guadaña de muerte

en sus cúmulos fenecen.


Más el necio y hosco aire

acuchillan a tu febo

y todos ellos entran al templo

oscureciendo las retinas

con el éter  del  hechizo.


Reduciendo en fría sangre,

las cándidas brisas que repasan,

por eso, ven estrella mía, ven,

compasadme esta sombra que me hechiza

que se agolpa en las persianas de mi pecho

y sin juicio vencen al trovero febo.


Y tú estrella mía, álzate a los cielos

que los ángeles vivos

te harán una morada encima de las brisas

para vivir conmigo, allí en el templo

inmaculado del edén

en ese valle de amores seremos

y santos por los siglos de los siglos.



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