lunes, 30 de marzo de 2015

EN EL SILENCIO DE LA SOMBRA

Soy la piedra solitaria,

el pedrusco perdido,

en el espacio escondido,

y la oscuridad advertida.


Estoy debajo de la tierra

oculto, donde los ecos callan,

al lado de los demonios,

los herederos de hades.


Todo es sordina y sombra

no hay palabras sonoras

es el silencioso espacio

para mis penas y angustias.


Sé que he quedarme y morir,

en este protervo  abismo

de ojales y lenguas  largas,

donde no habrá luz en mi alma

ni sendas pulcras, ni anchas.


¡Qué lejos y qué hondo foso!

y qué anaconda sitiada

sobre el árbol de los lerdos

y nunca en las sabias ramas.


Ni en mis venas, ni en mi sangre,

ni en mis ojos, ni en mi alma,

ni en mi boca tengo las sombras

de los hechiceros magos

y no quiero parecerme,

a esos dueños de falacias.


Qué lejano foso me espera

yo no soy nada, ni nadie

ni fui ayer, ni seré mañana

porque el destino me hizo paria,

mendigo de todo y de nada

y protesto a su sentencia.

¡Yo soy lo que soy!
y en alegorías lo expreso.


Soy una estrella perdida

sin luz que divaga escondida

una galaxia escaldada,

aquella voz que suspira

cuando vierte tantas lágrimas

sucumbido en esta nada.


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