lunes, 30 de marzo de 2015


¡VEN  DULCE AMOR MÍO!    

 ¡Ámame dulce amor mío!

 Ámame que estoy  cayendo,

desátame estos suspiros,

aliméntame de besos,

arráncame de este suplicio,

y estas cadenas de hierro

y de mis vientos heridos

porque saben que te quiero.




Arrebátame de este infierno

y de este pozo infinito,

que devora hasta mis huesos

para morir consumido

por un amor que deseo

y en mi pecho va esculpido,

por eso vivo un tormento,

por eso  vivo y  no vivo,

y a cada momento muero

por vos  oh,  dulce amor mío.



Oh, santos mares del cielo,

yo os pido vuestro auxilio

para liberar mi pecho

y las sombras del olvido,

y mi absortos sentimientos

por unos ojos de lirio

que son dos flores de almendro,

que resbalan por mi espíritu

y se duermen en mi pecho.



¡Ámame dulce amor mío

con ese abrazo perpetuo!

que brote de tus entrañas

y de tus bosques de ensueño,

con esa asfixia y locura,

boca a boca y cuerpo a cuerpo

para fenecer los dos,

en ese delirante huerto

donde se fundes amores,

y se guardan los secretos

de las leyendas amadas,

y nadie debe saberlo,

solamente la doncella

y su galante mancebo.



¡Ámame dulce amor mío!

Que me muero en mis tormentos,

ámame con tu locura,

con esa gloria y ternura

con  el edén de tus besos.

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