lunes, 30 de marzo de 2015






PARAISOS DE LA SELVA

 

Caminábamos juntos,

Hacía el monte por la leña,

pisábamos ramas y espinas

y hojas blandas de seda.


Habíamos cruzado las zarzas

las uses falsas y viejas

un roble de cuatro siglos

y las enmudecidas piedras.


Los dos veíamos el mar

desde la alta ribera,

cuatro chalanas en boga

y cinco barcas de vela.



 Bajamos al pedregal

cortando flores y hierbas,

nos mojamos nuestros pies

desde la redonda peña.


Descalzos fuimos andando

sobre las manchas de arena,

cogimos tres caracolas,

cien ostras y cuatro perlas.


Vino la brisa del mar

recostada en la marea

y una sonora canción

de la más bella sirena.


Subimos hacia el camino

para recoger la leña,

pero el sol se había ido

y aquel tiempo ya no era.


Todo se hallaba en silencio,

nada se oía en la sierra,

sólo mi querida ninfa

que se olvidó de la leña.


Nos sentamos otra vez

para mirarnos de cerca,

pero una nube de amores

nos arrojó en las hierbas.


Se había hundido el mundo

y la tarde se había ido,

mientras el fuego del sol

se fundía en dos estrellas.

los dos nos fuimos al monte


en busca de leña seca,

pero la dueña del bosque,

que vigilaba de cerca,

por tantas miradas dulces,

nos dio veneno de hierbas.

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