LA CASA EXTRAÑA

ERA UNA CASA DE PÌEDRA

SOLARIEGA Y AMURALLADA,

CATORCE ABETOS TENÍA

RODEANDOLA MURALLA

UN NEGRO PORTAL DE REJAS

ERA SU PRIMERA ENTRADA,

LA SEGUNDA DE MADERA

Y POR DENTRO UNA PALANCA.

ENTRÉ DESPACIO Y SIN LUZ

COMO UNA SOMBRA QUE VAGA,

PERO SERENO A LA VEZ

PARA GANARMELA BAZA.

Y UNA VELA ME ENCENDÍ

CUANDO LLEGUÉ A UNA SALA,

CERRADA CON DIEZ CORTINAS,

TODAS ELLAS EMBRUJADAS.

YA DENTRO DE LA CASONA

EN UNA MESA MUY LARGA,

HABÍA SEIS CANDELABROS

Y LOS SEIS ERAN DE PLATA.

CUATRO BANDEJAS HABÍA

Y ENSALADERAS SIN TAPA,

Y CIEN CUBIERTOS BRILLANTES

METIDOS EN UNA CAJA.

EN OTRA SALA ESCONDIDA,

QUE A PENAS ILUMINABA,

AQUELLA VELA CHIQUITA

QUE ME ENSEÑABALA CASA.

AL DAR TRES PASOS AL FRENTE

AL LADO DE UNA VENTANA,

UN ESCRITORIO DE ÉBANO

QUE HABÍAN HECHO EN LA HABANA.

PERO LO MÁS SORPRENDENTE,

AQUÍ, ME QUEDÉ SIN HABLA

AL VER LAS COPAS CON SANGRE,

Y SOBRE ELLAS UNA CARA.

COPA A COPA FUI MIRANDO

A VER QUE ROSTROS HALLABA,

SI LA GENTE BLANCA O ROJA

DE LOS QUE ALLÍ SE NOMBRARAN.

TODOS ERAN CAMPESINOS

QUE EN LA MESA SENTENCIARAN,

Y DE LAS COPAS PRESENTES

DE LAS QUE ALLÍ SE MOSTRABAN,

ERAN DE VEINTE ASESINOS

QUE DEJARAN DE TOMARLAS.

Y AL LADO DE TANTAS COPAS

DE BOTELLAS Y GARRAFAS,

DENTRO DE TODA LA SANGRE

HABÍA MILES DE ALMAS.

TENÍAN CARA DE HOMBRES

CON PATAS DE SALAMANDRAS,

CON OJOS COMO LA MOSCA

MÁS GRANDES QUE EL DE LAS RANAS.