sábado, 7 de marzo de 2015







LIBÉRAME DE ESTE LLANTO


Es la onda y el grito del sollozo mío
que cubre la cubierta de mi fragata,
céfiros, ¿Por qué que sopláis y sois tan cruel con mi barca?
Dejadme amarla hasta en fondo de mi ser a mi inmaculada.

Arcángel mío, increpa a los vientos que me consumen 
y me trasladan a los huertos del silencio seco y desafiante
que ha preservado la Venus que Dios me ha dado 
para mis afligidos sentimientos.

Repréndelos amada mía,
ampárame para poder amarnos y embelesarnos 
en los aposentos de nuestros santos cielos 
para nosotros consagrados.

¡Oh! Alondra mía, tú, libérame de este llanto mío 
tormento que me ahoga 
por tanto amor atesorado que yo te tengo 
y quiero verterlo en tus tersos cabellos 
que condensan marismas de sangre 
por las retinas de mis estrellas.


Descarrílame de los peñones nublados que me hieren 

que apalean mis sentimientos cercenando mi bendita aura 
que agoniza de amor y melancolía 
queriéndome apartar de mi libella, 
designo fenecer, antes que perderla.

Quiero verte alfombra de mis capillas, 
ven a explayarte por nuestras planicies,
por las llanuras que tanto añoro 
conságrame los tenues vergeles de mi locura.

Te siento dulce mía dentro de mí como un verde torbellino, 
como aquel viejo crepúsculo infinito 
que revela la senda de nuestro radiante amor cristalino.

Sois los acordes de mis arpas, 
de mi mandolina y violines y el sentir sublime de mi canto 
eres el susurro que sale de mis ansiosos suspiros.

Golondrina de mis sagrarios, 
mariposa de los aires, 
escondámonos en los peculios de los mares 
para abrazarnos a los mantos de la gloria 
y conferirnos a la felicidad santa 
que se asoma a este sublime amor 
candor forjado con nuestros yunques 
para conseguir la gloriosa eternidad eterna.

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