Oh, trova de mis altares,
oh, diosa, mi fiel doncella,
estrellita de mis ojos,
calandria de mis veredas.
deseo tus tiernos besos
debajo de una palmera,
vestida de nácar puro,
y si tú lo quieres de Eva.
Para llevarte a las aguas
y darte preciosas perlas,
y vestirte de esmeraldas,
como mi diosa perfecta.
Luminaria de mi playa,
embeleso de mis venas,
mapola de mis ojos,
mi linda zagala y perla.
Me darás oh, cielo mío
esos besos que deseo,
en mis labios taciturnos
y en la unión de nuestros fuegos.
Oh, balandra de mis mares
dame esos besos que piensas…,
abrázame y desintégrame
en el valle de tus venas
y en tus columnas de mármol,
besándose las dos caderas
y luego abrir la cabaña,
hasta el fondo de la hoguera
y fenecer boca a boca,
encima de blancas sedas,
tomando nuestros venenos
en el fondo de la góndola,
y en la fosa roja y negra,
donde se mueren los besos
y se calman temporales,
y las más grandes tormentas.
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