Aposento blanco, brazos de seda
y cabello al viento
y el muslo dobla
y se ve que le hablan sus dedos,
y caída su duna izquierda
y la montaña y su cordillera.
Las rodillas provocan un vendaval
de atracción hipnotizable,
y su boca es una venganza
de las tempestades furiosas
con una compuerta de sombra
que ahogan las sedientas almas,
y sus cabellos son la mar rizada
que sobre el Norte es mar arbolada.
Una tempestad que se mete dentro
del puerto y muy contento el marinero
y ella se desespera en un rincón
de una cabaña llena de paja
y de hierba seca,
con su húmeda boca, esperando
por esos tiernos besos que ella desea.
Su cama es blanda
y tapices de seda
y tiene las dos compuertas abiertas
Y llega el guardián de la noche
y al verlas abiertas
con sus aguas dulces
las llena de por dentro
y el ruedo del molino
a la molinera le entrega
harina blanca y las estrellas
conformes con la feliz molienda.
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