Mientras la luna se ríe
mis ríos bajan sin ganas
ya que le has bebido
sus afluentes y manantiales,
hasta la neblina fría
la llevaste para tus islas
y me bebiste la sangre
y toda mi conciencia dejaste
extirpada y arrojada
en un barranco y devorada
como pasto de los cuervos,
gavilanes y águilas,
por tu idea semejante,
al Hades y los hornos de Dante,
allí me enterraste
pero más tarde me arrojaste
en las sombras dentelladas
luego al negro vacío
del limbo y al final,
en los caminos de nadie.
Así me has consumido
la esperanza de poder ser amado
y a las rejas me entregaste
y las sombras de la cárcel,
y fuese yo silencio,
una piedra o un objeto indeseable,
mas tú llegaste a consumirme
hasta derramar mi sangre,
pero te perdono porque yo
amo sin amarme,
y he de morir como testigo
de esta digna idea,
que vale más,
amar que ser amado.
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