martes, 16 de septiembre de 2014

EN LAS CUEVAS DEL SILENCIO




Yo sé que se va rompiendo la luna
para estrellarse contra la tierra
por los vientos ennegrecidos
que corren por todos los fragmentos.
 
Y va sangrando aquello
tan pulcro y tan bruno, áspero y feo
que están rompiendo las magnas
columnas que soportan el cielo.
 
Pero una nube insulsa los ríos
y vienen a ella en los molinos del pecho
no reserva el lírico canto
de la doncella ni los tapices del abuelo.
 
Y las montañas de harinas
que el viento lleva en su vuelo
y ya no vuelve a cantar
ni a susurrar las sinfonías el jilguero.
 
La primavera azul se marchita 
y el eco verde y su árbol seco
no quiero que el viento sople
por el barlovento de mi velero.
 
Y aquí está la que no estaba
y se presenta como diosa y cielo
ven a mi dulce mía que se va la vida
y nada de la tierra será eterno.
 
Abrázate zagalita mía, al aquilón
de mi pecho y dame ese apacible beso
que viene la noche y se encubre
y nos llevará a las cuevas del silencio.



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