jueves, 18 de septiembre de 2014

UNA VOZ LEJANA



Se escucha una voz lejana más allá del eco y fin del limbo

y creo que es la doncella del rey  de mi selvático sibilino,

hombre que no tiene escrúpulos y a penas pricipios.


Venid palomas mías os quiero ver en mis navíos

y en las fragatas que enarbolan en sus velas el lirismo.

Tú hechicera de mis ojos y suspiros, acoge este llanto  mío

que en la cautividad muero día a día y en la sombra del Maligno,

y no encontraré descanso aposento de mi suspirante delirio.


Qué pena me embarga; qué desdicha me pisa éste mi espíritu;

es pálida venganza que la fea sombra derribó parte de mi castillo

por eso con ansiedad os pido a vosotras mis palomas guardarme un nido

en el último rincón de vuestro pecho y dentro de vuestros molinos,

hasta verme fenecer en las aguas muertas de vuestros angelicales ríos. 



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