miércoles, 17 de septiembre de 2014

ZAGALITA MÍA



Qué dicha las que yo vivo,

y qué sueño tan bello pienso,

oh, diosa que  me iluminas

cuando te beso en silencio.


Oh, qué locura es la mía,

y qué gloria es la que tengo,

se han ido las penas mías,

y aquellos tristes lamentos.


Escóndeme en tus cobijos,

si quieres detrás del viento,

acógeme en tus palabras,

y ahógame con tus besos.


Ocúltame sobre tus juncos

y en las dunas de tus senos.


Encadéname en tus ojos,

y en el cráter de tu pecho.
  
Envenéneme tu boca

hasta morirse en el tiempo,

pues çurame con tus labios

y abrásame con tus fuegos.


No te diré más palabras

ni tantos humildes ruegos;

pues no sabes lo que sufro,

ni sabes lo que padezco,

ni sabes oh, cielo mío

lo profundo que te quiero,

te quiero con mi locura,

y te amo en mi aposento

y sufro lo imposible,

y muero a cada momento

y consumiré mi vida,

queriendo como te quiero

te quiero zagalita mía,

como la luz de los cielos,

como una noche encendida

para llevarte en mi pecho,

como una estrella divina,

nebulosa de mi ego

ven tú sibilina mía,

ven al huerto de  mis besos

que el mundo se acabará

pero nunca nuestros cielos.



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