las grutas de tu cuello
posar mis labios,
en tus cabellos,
beber tus dulces aguas
y la blandura,
tus blancos senos
que son tus tiernas rosas
y tus almendros,
para mis labios
secos, mustios y hambrientos;
uvas maduras,
que son montañas
o dunas de tu pecho.
Oh, gloria mía.
Oh, dulce sueño
abrázame en la sombra
con esos besos,
que me envenenan
con la danza del fuego
bebiendo gloria,
dentro, muy dentro
y se derrame el elixir
canela y queso,
bajo la selva
de tu rojita almeja,
allá muy hondo
por el madero
lentamente se engendra
el nardo blanco,
rosa y camelia
la locura del fuego
y aniquilados,
por el dáncelo
la almeja y el madero
se quedan muertos.
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