Me veo en los ojos de mi pastorela
allá en la montaña, en la bajada
de sus colinas lisas y blancas
colorada nieve y hierba negra
donde el grito calla y silencio canta.
Donde se observa un lago sin agua
del que no puede beber la montaña
ni beber el monte, allí donde el viento
se perfila entre los huesos y ramas
y en el crepúsculo las piedras se abren.
Ese atardecer de verdes algas
y un ardiente rayo sordo traspasa
su roja esmeralda. ¡Oh rosa de los vientos!
decidme porqué delira mi amada
por que se le priva del sabor dulce
del agua de la nieve y la montaña.
Pochochita mía, oye mi cantata
y el canto de mi sinsonte que quiere
el monte, el lago sin agua y la montaña
y en el manantial purpúreo enterrarse
en tu sublime cabaña del bosque.
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