Oh, luna que brillas en la cima de la noche
arrullando la brisa y el sendero de los vientos
que me hieren mientras el silencio dormido
se desnuda para mecerme y besarme.
Como la noche más exquisita es ella,
con su largo dorado cabello de estrella
hechizo mío, cual horizonte soleado
te llevo dentro muy dentro en tu lejanía.
Como el castillo de mis suspiros
adéntrame en tus antorchas cautivas
en tus blandos molinos la molienda
de una noche en tus harinas de trigo.
Quiero ir a tus grandes cañaverales
en los suspiros de mis hambrientas liras
por eso ven ¡oh zagalita mía a la sombra!
de la peña en tus candorosos ojos esmeralda.
Esa mirada que me confirman tu amor
de virgen pura como en las edades desnudas
y primitivas para tenerte, acércate calandria mía,
a los palcos de mi vida para ver tu mar de aguas.
Quiero tenerte en mis selvas encendidas
y en mis playas para hacer primorosa tu vida
en nuestros mares tropicales y todos ellos
bañarte y adosarte todos los días de mi vida.
Quiero ver tu frondosidad y sentirme en tu fosa
cuya rosa tiene en la complacencia en demasía
oh, cielo de mis andares y de magos templos ;
ven rosa de mis retinas, vivamos esta ardentía.
Ven que no te veo por las peñas de mí sangre
ni en la estación solitaria de mi alma
ven evocadora mía que estoy penando por ti
en las más negras sombras debajo de la tierra .
Estoy pidiendo que vengas a mí
y me salves de este terrible tormento
que las sombras me consumen
en las estepas desoladas que apresta el silencio.
No quiero morir en el destierro del ensueño
no quiero fenecer en la desesperación de este mutismo
ni en la callada soledad cruenta que me consume
que me arrebata las mieles y delicias en tus besos.
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