Este martirio tan frío,
esta sombra maliciosa,
este grito que es sepulcro,
esta asombra que me ahoga,
este viento que me ha herido
por la idea de su neurona.
Un dolor que me acorrala,
una voz que me deplora,
un gran enajenamiento
por el valor de una mosca,
que volaba calladita
pero no es mariposa...
Yo quisiera ser un sabio
de aquella forma prudente,
con la luz de inteligente
y con mi humilde vocablo;
también que mi propio labio
supiera decir lo cierto,
al mundo que está despierto
que piensa que todo es falso,
lo que existe en el espacio
siendo en sí lo más perfecto.
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