Hace más de cuatro siglos
que yo he visto un fantasma
y todas las noches en silencio
me daba la negra tabarra,
tenía su figura de ganso
y cuello y cara de grande jirafa.
Al verla yo me espantaba
por tener cuatro cabezas o caras,
una para la mentira
y la otra por ser de mala casta,
la tercera por andar de noche
mirando por las ventanas,
la cuarta representaba la cara
de un maestro de enseñanza,
me espantaba su negra sombra
por sus astutas falacias
de su negruzco faroleo
y de su lengua larga y cuadrada.
Sus ojos eran embudos
y por ellos sus injusticias colaba,
y la sombra era muy astuta
cuando chaquetas compraba,
y se las vendía a otras sombras
que venían de las distancias.
Por ventura yo tenia un animal
de leche y se llamaba cabra
el animal me quería con locura
de manera sublime y desesperada,
tenia en mi, sus ojos de luna
con celosa llama enamorada
y al venir la mayor sombra
con una pandilla de extrañas caras,
se nubló de neblina negra
las cordilleras y verdes montañas
y dentro de la densa niebla
se perdió la mía cabra.
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