Desde el balcón de mis ojos
sueño de noche y de día,
la veo sobre los cielos
en blanda nube teñida,
tus carmesíes y rosas,
los amarillos y lilas,
los preludios de tu gloria,
las pestañas de tus brisas,
los pinceles celestiales
y los velos de María.
Los bellos ojos del alba
besan a nuestras pupilas,
nosotros, en las arenas,
descalzos y de rodillas,
tirando por mis cadenas
por los labios de María,
de la orilla blanca y negra,
de las arenas marinas,
que tienen conchas de oro,
y espumas y de nácar lisa.
Siento las sedas del cielo
sobre los ojos del día,
sobre las playas de arenas
donde dejaré mi vida,
en tus amores eternos
hechos de mis elegías
y de preciosas quimeras
hechas de la sangre mía,
y del quebranto amoroso,
y de tormentas vividas,
al pie de las algas muertas,
delante de mis pupilas;
y dentro de mis compuertas
y las aguas de mi vida,
han sido para la gran musa
que se llama fonibusa
también se llama María.
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