El día que yo me vaya
he de llevarte conmigo
y has de volar como un ángel,
sobre el abismo divino,
y has de venir a mi lado
como un arcángel de vidrio,
para hundirme de amores
desde nuestro misticismo,
y me darás la mano,
yo te daré a mi mismo,
para pasar a tu entraña
y vivir el dualismo,
dentro y fuera de lo eterno
por los siglos de los siglos.
El día que yo me vaya
he de llevarte conmigo,
y has de volar como un ángel
sobre el abismo divino.
Tus ojos serán mis ojos
para verte en mis hechizos,
y en mis amores profundos
y en los místicos idilios;
amores que nunca mueren
y jamás son divididos,
como lo es nuestro amor
dulce, tierno y cristalino;
y en susurros este amor
yo te lo doy y te lo pido,
para que sea inmortal,
por los siglos de los siglos.
El día que yo me vaya
he de llevarte conmigo,
y has de volar como un ángel
sobre el jardines divino,.
y pasaremos al huerto
igual que dos peregrinos,
para vivir lo inmortal,
para morar entre amigos,
en el bosque celestial
vestidos de cuerpo astral
y de nuestro santo espíritu,
morada del querubín
y de los aires divinos,
donde tú y yo vivir…,
por los siglos de los siglos.
Y al final de este gran vuelo
el último y definitivo,
ya seremos dos uno
por los siglos de los siglos,
entonces tú exclamarás
besémonos dulce amor mío.
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