miércoles, 8 de octubre de 2014

SERÁS VESTIDA DE CHISPAS



Vacíame en los magos bosques 
de mi melancolía,
 pero antes concédeme, 
oh dorada mía,
 el sueño inusitado 
que este enamorado suspira
 desde la fosa de sus entrañas, 
anhelando entrar
 en ese triángulo de muerte 
de tu frondosa pelvis
 y en tus encerados muslos para sentir
 el ardiente fuego de la gloria sensitiva,
 que está en el fondo 
de tu escondida luna.
                        

Y surgirá el grito crepuscular 
en tus sedientos labios
 y me encorvaré encima 
de tus blandas sedas
 y de tus columnas de pórfido,
de mármol y de topacio;
 aquí moriremos bajo 
las hogueras amarillas,
 y en la fosforescencia nocturna 
que se cierne en la divina capilla 
de tus bellísimos ojos.
                                 
 Refúgiate en el follaje
de mis entrañas,
 debajo de la capa crepuscular oceánica
 y de mis desamparos, 
que están en el místico afán 
de un perpetuo amor.
  
Atesórate de mí, 
oh salitrada gaviota,
 para que surjan las hadas 
de otros edenes
 y vuelen sobre el arco del cielo,
 recorriendo misteriosos sueños
 de nuestro hermosísimo amor,
 oculto en las fosas esotéricas del silencio.
                    
 Cuando vuelvas a mi boca 
se encenderán las lámparas 
de la otra orilla del mundo
 y serás vestida de chispas 
en las alcandoras islas,
 que habitan en las blancas playas
 de nuestra alma 
y en la expansiva idea
 de nuestro amado ser.



No hay comentarios:

Publicar un comentario