martes, 7 de octubre de 2014

LUMBRERA MÍA




Serás mi diosa y lumbrera mía, 
la estrella de ágata,
de alabastro y de berilo 
y quiero iluminarte de llamas celestes
y de azules policromías 
para fundirte en las llanuras de mis suspiros
en un rincón de la selva 
donde se besa la gloria con el frenesí  del delirio.
                  
Te embriagaré de amores y de gloriosos vinos, 
vinos que invocan locuras
sobre las hechiceras hierbas secas 
del campo las que invitan a la pasión del beso
y a la unión y roce románticos 
de nuestros límpidos cuerpos.
        
Anhelo esconderte en las mágicas 
y transparentes torres de vidrio
hasta el deseo de verte dormida 
en las blandas sedas de la selva,
que decaen sobre el silencio del aire 
y en la soñada barcarola
de mi amada mariposa 
y de mis pupilas que por ella lloran.
                           
Dejaré que me cobijes 
en la cueva de tu plumado pecho
para ver como te ocultas bajo 
la capa crepuscular del sol moreno.
        
Todos los rayos se pondrán encima 
de tu bello  cuerpo 
y te harán beber el delirio virginal 
de un diluvio de fuego,
sintiendo el rumor del viento 
para hacerte morir
de gloria debajo de tus celestes ojos 
y en las aguas de tus sedientos besos.

Vivifícame ahora, oh, alondra mía,
enciérrame en la capilla de tus divinos iris,
para poder morir en la cámara estática 
de tu furtiva luna hasta la aurora de la locura.
         




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