miércoles, 8 de octubre de 2014

LOS DIOSES DE PIEDRA



       

Por los caminos oscuros,
 las miradas, los mares,
los campos perdidos,
 sin luz las edades.

Los templos de una piedra,
 las bestias, las lanzas,
 los llantos del viento,
 la Santa Compaña.

 Los dioses de piedra,
sin ojos, sin habla,
 erguidos en el tiempo,
 los castros con lastras.
  
Las sombras eran doñas
 del espíritu y del alma
 mas  los vientos se reían
 como brujas encantadas.
  
Los muertos quedaban
 en las piedras de labradas,
 mas el viento escribía,
 aquellas desgracias.

 Del hombre y  la bestia
 la era oscura y milenaria.
 Se derriban los templos
 de las diosas paganas,
 se derriban las piedras,
 en los tiempos de hadas.

 Ya están los cruceros
 en la Galicia sacra,
 y el cristiano acude
 al cristo que abraza.
  
Al Cristo de  piedra,
 al Cristo de tabla,
 al Cristo de hierro,
 al Cristo de plata.

 A todos los cristos
 de la lluviosa Patria,
 sobre sus caminos
 de soledad santa.
  
Se derriban los dioses
 de piedras clavadas,
 y se alzan los cristos
 en las sendas galladas.

 Y también las cruces
 sobre las torres altas,
 y se ven las rojas,
 y se ven las de Malta,
 y se ven las latinas,
que dominan patrias.

 Mas la luz de la luna
 en las noches calladas,
 alumbran los cruceros
 de la Galicia sacra.



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