viernes, 17 de octubre de 2014

MIRADAS PÉRDIDAS





Cuántas veces yo te miro

en las redes de mi barca,

como sirena de mis retinas,

como la ninfa de nácar.


Ay mísero de mí,

la muerte se acerca

¡Ay clamores de mi alma!

¡Ay cielos santos de mi Cristo!

¿Por qué no me dais a mi amada?

prisiones son las que yo vivo

hay una virgen coloreada,

y la muerte  de mi paraíso

por la estirpe de mis cascadas,

pasan los más amargos ríos

con el llanto de mis lágrimas.
                             

Nunca abandones mis suspiros

ni las bellezas de tu ama,

ni aquellos ojos tan tristes,

que sin saberlo te aman.


¡Ay mísero de mí!

que dolencia me embarga,

¡Ay, clamores de mi hambriento pecho!

¡Ay, cielos santos de mi Dios amado!

¿Por qué no me dais la mitad de mi amada?

Vientos amados míos del cuadrante norte

traedme a mi flor querida, traedme

a mi cándida estrellita,

traedme a mi inmaculada.

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